Aimeé Treviño tenía 5 años cuando entró a su primera sala de audiencias en un tribunal. Con los ojos muy abiertos, fue testigo de que a su tío lo nombraron comisionado de la ciudad. En ese momento se plantó una semilla y ella reconoció su llamado.
“Pensé que el tribunal era el lugar más genial del mundo. Era como mi Disney,” dijo Treviño.
En la sala de audiencias, en primera fila, recuerda haber visto a una jueza latina.
“Estaba tan emocionada de que hubiera una mujer sentada allí con su toga. Ella tenía todo el poder en esa sala,” comentó Treviño. “Todos estaban asombrados de verla y la respetaban. Supe en ese instante que quería hacer algo en el campo legal.”
Veinte años después, Treviño está dando un gran paso para cumplir su sueño.
La futura graduada de la Facultad de Derecho de Marquette, originaria de Brownsville, Texas, aprendió desde el principio que las mujeres pueden ser poderosas y generar un gran impacto en el mundo puesto que fue criada en un hogar unifamiliar por su madre.
“Mi familia es quien me impulsa a tener éxito y a que me vaya bien en la vida. Son un pilar para mí y la razón detrás de las metas que me he propuesto,” expresó Treviño.
Siempre se ha sentido orgullosa de su herencia mexicoamericana, pero debido a que su hogar estaba justo en la frontera entre EE. UU. y México, fue testigo de muchas injusticias sociales, desde problemas relacionados con la inmigración hasta el estatus socioeconómico y la educación. Sus experiencias cerca de la frontera definieron quién es hoy.
“Nuestra pequeña burbuja en el sur de Texas es muy diferente comparada con el resto del país,” afirmó Treviño. “Creo que es un microcosmos de lo que está ocurriendo en ciudades más grandes y cómo los latinos son tratados en otros lugares.”
Aunque ha pasado los últimos tres años en la Facultad de Derecho de Marquette, lejos de casa y de las personas que ama, dice que al final el sacrificio valdrá la pena.
“Cuando regrese a casa después de graduarme, estaré trabajando en casos de asilo para niños. No me veía necesariamente en ese rol en específico, pero sí me veía siendo una voz para las personas que no la tienen,” dijo Treviño. “Salí de casa para poder volver y mejorar esta comunidad con todos los recursos externos que he aprendido en otros lugares.”
Angela Schultz, vicedecana de servicio público en la Facultad de Derecho de Marquette, comentó que Treviño tiene todas las cualidades para ser una gran abogada de interés público.
“Realmente se preocupa por las personas y las escucha con atención e interés,” expresó Schultz. “De igual manera piensa en el poder y el privilegio que conlleva ser abogada y, por ello, decidió desde el comienzo de su carrera poner en práctica sus conocimientos en favor de las poblaciones con barreras para acceder a la justicia.”
Mientras estaba en Marquette, Treviño se desempeñó como estudiante voluntaria en Marquette Volunteer Legal Clinics (Clínicas Jurídicas de Voluntarios de Marquette), destinando tiempo para trabajar sin goce de sueldo ni créditos académicos con personas de bajos recursos que necesitaban asesoramiento legal. En su segundo año, recibió una beca de la Sociedad de Derecho de Interés Público (PILS), la cual financió un verano de trabajo en Washington, D.C., como pasante de litigios para el Fondo Educativo y de Defensa Legal de la NAACP. También es miembro de Law School’s Pro Bono Society (Sociedad Pro Bono de la Facultad de Derecho) por su extenso trabajo profesional voluntario.
“No he podido visitar mucho a mi familia desde que comencé la facultad de derecho. Ir en auto a Brownsville toma 22 horas y un vuelo cinco horas. Entonces, como no puedo verlos a menudo, cada vez que regreso a casa, recuerdo por qué salí: para poder regresar y hacer esta comunidad un lugar mejor,” afirmó Treviño.
Después de graduarse, Treviño estudiará de inmediato para el Texas Bar Exam (Examen de Abogados de Texas) y su plan es trabajar para South Texas Pro Bono Asylum Representation Project (Proyecto de Representación de Asilo Pro Bono del Sur de Texas) en Harlingen, Texas. ProBAR, como se le conoce, atiende las necesidades legales de los inmigrantes en la región fronteriza del Valle del Río Grande con un enfoque en adultos y niños no acompañados bajo custodia federal.
“A menudo escucho a la gente decir que la vida es un maratón, no una carrera de velocidad. Pero en mi experiencia, es más como una carrera de relevos en la que cada generación pasa el testigo o estafeta a la otra,” expresó Treviño. “Depende de mí asegurarme que la siguiente generación tenga más oportunidades y la posibilidad de tener una vida mejor. La estafeta está en mis manos ahora.”